En estos días de Juegos Olímpicos, este adagio latino se escucha más que nunca. “Más rápido, más alto, más fuerte” es la premisa de los deportistas (especialmente en natación, cuya piscina parece ser una máquina de records).
Este lema podría ser aplicable a otros campos, como por ejemplo el mundo empresarial. Pero centrándonos en uno de los pilares de este blog, la tecnología, pensemos: ¿es tan importante? ¿Aprovechamos realmente la potencia de nuestros gadgets en relación con lo que pagamos por ellos?
Es algo natural (y conveniente), que la tecnología avance más y más. Y con la globalización, lo hace en mayor medida y en menor tiempo, acorde con los avances en materia de transferencia de la información y la facilidad de compartir conocimientos. Definitivamente, la globalización a veces tiene aspectos positivos.
La pregunta es: ¿realmente aprovechamos todo el potencial que la tecnología nos ofrece -y gustosamente consumimos-? ¿Necesitamos móviles tan potentes o tablets super finos? ¿Somos o no víctimas del marketing?
Obviamente, esta reflexión va dirigida al perfil no profesional, usuario de esta tecnología. Pongamos el ejemplo de Blackberry, actualmente en una delicada situación financiera. Hasta hace unos años, las Blackberry eran terminales dirigidas eminentemente al público profesional, para aquellos especialistas que se movían continuamente y necesitaban tener accesso a su correo permanentemente. Ahora, por el contrario, son aprincipalmente adolescentes los que pasan las horas “pegados” a estos terminales.
Los “Early-adopters”
Según la wikipedia, son consumidores adictos a un determinado tipo de productos, compañía o tecnología, verdaderos “compradores compulsivos” de según que tipo de artículos o según de qué fabricante.
Un ejemplo típico, el más típico, es los apple-fanboys. Intentaré ser lo más “aséptico posible”, dado que Apple no es una empresa que sea de mi gusto, pero es cierto que sus seguidores profesan una verdadera “devoción” por todo lo que produce la manzana.
Apple comenzó atrayendo a un público eminentemente profesional. Nadie duda de la calidad de sus productos en entornos profesionales, como inla publicidad y la industria musical, donde su presencia es habitual. Ofrecen hardware convincente y seguro, así como software de gran usabilidad y fiabilidad.
Pero, pasados los años, el perfil de comprador de Apple ha variado, pasando a masificarse y eso muchas veces significa pérdida de calidad, pero no así de precio. Los productos son caros, más que los de cualquier otra marca, pero en la mayoría de los casos, ese plus de calidad (o no, según el caso) no se traduce en una utilización de todo el potencial de sus teléfonos, tablets, pc´s o reproductores.
Podría poner el mismo ejemplo con productos punteros de otras marcas, Samsung o Sony, por ejemplo. Nos dejamos llevar por el “más pulgadas, más procesador, más potencia…pero no nos preguntamos: ¿es lo que necesitamos? ¿Vale la pena invertir todos esos euros?.
Merece la pena recordar, por poner otra situación similar, que hace poco fue el fin de semana sin iva de la famosa cadena de tecnología y electrodomésticos Media Markt. No cabe duda de que un descuento del 18% es un buen pellizco, pero por el torrente de personas que acudieron a comprar, parece que el descuento fuera del 50%. No discuto que hubiese compradores interesados en que llegara ese día, después de estar planeando una compra. Pero muchos, muchísimos, cayeron en el slogan de la marca y “sí fueron tontos”.
Lo que finalmente se plantea es hasta donde llega el “borreguerismo tecnológico”, más aún en los tiempos de “vacas flacas” en el que nos encontramos. Deberíamos ser más “fans” de nuestras necesidades reales que de megas, gigas, pulgadas y resolución “a cascoporro”. A no ser que nos guste tirar el dinero, cosa que estoy comenzando a creer.
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